Cuando hablamos de un móvil limpio, es importante que lo esté tanto por dentro como por fuera. De hecho, suele ser más frecuente que estemos más pendientes de realizar una buena limpieza de Android para mejorar su rendimiento. Sin embargo, mantener el móvil limpio por fuera es igual o más importante, ya que le afecta al propio móvil, pero también a nosotros mismos y nuestra salud.
Así que, si quieres minimizar los riesgos, todo empieza por saber cuáles son. Y eso es precisamente lo que desarrollaremos aquí: las principales consecuencias de no limpiar el móvil con cierta frecuencia.
El móvil también sufre las consecuencias de una mala limpieza
Por supuesto, aparte de nosotros, el propio smartphone se puede llevar también unos cuantos problemas provocados por una mala o nula limpieza del mismo. Se trata además de problemas que, aunque de primeras no se experimenten, sí pueden aparecer a medio-largo plazo de no seguir un buen patrón de limpieza.
- Problemas con la pantalla como que el panel táctil no funcione como debería a causa de la suciedad, además de que su función básica (la de mostrar contenido) se vea alterada y no se muestren los colores como deben.
- Altavoz y micrófono que no funcionan correctamente o muestran sonidos enlatados, taponados e incluso levemente distorsionados si el polvo entra en sus respectivas cavidades y se acumula.
- Fotografías borrosas o muy oscuras como consecuencia de no limpiar el polvo de la lente o mantenerla empañada.
- Problemas para cargar o transferir datos a través del puerto del móvil como consecuencia de que el polvo y otros restos de suciedad se hayan quedado instalados en los pines del conector. En este sentido pueden darse tanto impedimentos para reconocer el cable como interferencias durante la carga o transferencia.
- Sobrecalentamiento excesivo del terminal a causa del polvo que haya podido entrar en el interior a través de aperturas como las del puerto de carga o los altavoces.
- Mal funcionamiento de los botones físicos, como que estén más duros de lo habitual y cueste accionarlos e incluso dejen de funcionar y ni siquiera presionándolos consigamos que se muevan y realicen la acción que deben.
- Sensores que no funcionan como por ejemplo el sensor de luz que controla el brillo de la pantalla
Aunque no es alarmante, nuestra salud también se ve afectada
De forma general, no vamos a enfermar gravemente como consecuencia de no llevar el móvil limpio. Menos aún si, pese a no brillar por su limpieza, este tampoco acumula suciedad de forma excesiva. Sin embargo, el uso prolongado del terminal sin buenas condiciones de limpieza puede generar algún riesgo.
Por ejemplo, la entrada de bacterias y gérmenes a nuestro organismo, especialmente a través de las manos si luego las llevamos a la boca. Y es que, pese a que la piel se considera una barrera primaria del sistema inmunitario, somos muchos los que tenemos cierta tendencia a llevarnos los dedos a la boca.
De esta forma estamos haciendo que las bacterias entren en nuestro organismo. Sucede con todos los objetos que tocamos a lo largo del día, pero siendo el móvil y su pantalla uno de los elementos con los que más interactuamos, podríamos considerarlo como una de las principales fuentes de entrada.
Ahora bien, tampoco debe ser causa de alarma si tenemos en cuenta que la mayor parte de las bacterias no son patógenas y por tanto no existen riesgos graves. Peor es el caso de las bacterias fecales y es que, si acudimos al baño y no nos lavamos las manos después e interactuamos con el móvil seguidamente, ahí sí que le estaremos dejando esas bacterias a la pantalla. Incluso lavándonos después, estas seguirán allí hasta que limpiemos el dispositivo.
Luego tenemos que prestar especial atención si tenemos debilitado el sistema inmunitario (si somos pacientes oncológicos, mayores o hemos pasado una enfermedad recientemente). En estos casos, las bacterias patógenas comentadas previamente pueden suponer un riesgo mayor.
Otro caso es el de padecer una hipersensibilidad a los ácaros. Estos se pueden acumular en el móvil y ser un riesgo. No obstante, si padeces esto, el móvil será el menor de tus problemas. No son casos muy frecuentes, pero los hay y quienes lo padecen suelen verse obligados a vivir en burbujas estériles.
A todo esto le sumamos algo obvio, pero que nunca esta de más recordar. Si le prestamos el móvil a una persona enferma (no necesariamente de gravedad, sino un simple constipado), podríamos contagiarnos con relativa facilidad. Por ello, es conveniente que en estos casos limpiemos la pantalla de inmediato con un alcohol isopropílico.
También por la suciedad de la pantalla, podemos experimentar problemas cutáneos y acné. Esto se produce especialmente cuando tenemos el rostro en contacto directo y prolongado con la pantalla. El mejor ejemplo es cuando hablamos por teléfono o escuchamos un audio de WhatsApp y otras situaciones en las que tengamos el móvil pegado a la cara.
En última instancia, puede que incluso infecciones de oido si el polvo u otros elementos entran en nuestro canal auditivo (aunque generalmente son ácaros que quedan en el pabellón auditivo). En este sentido, la conjuntivitis es también algo frecuente y no tanto por la exposición continua a la pantalla, que también, sino por llevarnos a los ojos los mismos dedos con los que hemos interactuado con un panel sucio.
Así, nuestra recomendación es no juntarse en ningún extremo. Es decir, que igual que no es bueno llevar el móvil sucio, tampoco lo es obsesionarse con ello y limpiarlo a cada momento. Todo en su justa medida y con el sentido común imperando sobre ello, siendo recomendable mantener la pantalla limpia pasando una gamuza al menos una vez al día y haciendo una limpieza más completa una vez cada 2-4 semanas, incluyendo en esta última la limpieza del puerto de carga, de los altavoces y demás.
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