Sin prisa pero sin pausa, los teléfonos móviles han llegado a tener un nivel de complejidad superior incluso al de los ordenadores personales, de ahí que cada vez son más cifras las que importan a la hora de evaluar posibles compras. Y claro está, de analizarlos. La cantidad de memoria RAM es una de estas cifras y es, además, uno de los más importantes a la hora de saber cómo se comportará un teléfono móvil en nuestras manos.
Trataremos de explicar ahora, de la forma más clara posible, en qué consiste eso de la memoria RAM y para qué la usa un teléfono móvil, aunque realmente se encuentre también a bordo de multitud de dispositivos. Comprendiendo qué es exactamente este tipo de memoria sabremos qué ocurre cuando tenemos menos de la recomendada. Y de paso, os contaremos un poco sobre los tipos de RAM, aunque sólo sea de pasada.
Qué es la memoria RAM
Podemos empezar, si os parece, por la parte más técnica y así nos la quitamos de encima lo antes posible. RAM es un nombre compuesto por siglas que corresponden a Random Access Memory, lo que podemos traducir como memoria de acceso aleatorio. Es un tipo de memoria más veloz (dependiendo de su generación) que la del almacenamiento del teléfono y que además es volátil, es efímera. Cuando reiniciamos el teléfono (a efectos prácticos, se apaga y se enciende solo) la RAM se vacía, pero lo que tengamos guardado en el teléfono no.
En las últimas generaciones de teléfonos móviles a la venta solemos encontrar dos tipos de memoria RAM, a veces tres. La más habitual es la LPDDR4 (frecuentemente LPDDR4X si es dual), o memoria de cuarta generación, mientras que en los teléfonos de gama alta y media ya es habitual la presencia de la RAM LPDDR5, la más nueva. En modelos más antiguos o construidos para ser lo más económicos posible podemos encontrar LPDDR3, pero ya es muy infrecuente y tenemos que acudir a modelos hipereconómicos que no suelen llegar a mercados occidentales. A menor número, menor velocidad de lectura y escritura.
Una vez tenemos claro qué es físicamente la memoria RAM, vamos a tratar de explicar de forma llana qué es lo que hace, en qué consiste, cuál es la razón de su existencia. El funcionamiento de un teléfono móvil (en realidad de cualquier equipo informático) se puede resumir en que el procesador realiza operaciones con los datos que hay guardados en la memoria interna. Así funciona todo. Descargamos un juego, el procesador recoge sus datos y los procesa, dejándonos jugar con él. Pero en ese proceso, la RAM se coloca en el medio para agilizarlo todo.
Los millones de operaciones por segundo que realiza un procesador han de guardarse constantemente en alguna parte, y los almacenamientos internos de los teléfonos son demasiado lentos. El procesador hace un cálculo y el resultado ha de ir a algún sitio. ¿Dónde va? A la memoria RAM. Una vez hace ese cálculo y lo deposita, vuelve a realizar otro cálculo y lo deposita, y así constantemente. Por eso cuando abrimos una app, un juego o cualquier software contenido en nuestro teléfono, gran parte de ese software se coloca en la RAM para que el procesador acceda a él de forma más rápida.
Haciendo un símil un tanto tosco, imaginemos que estamos construyendo un muro y necesitamos ladrillos que están en un camión. Para hacer el proceso más rápido, cogemos parte de esos ladrillos y se los damos a un peón para que nos ayude y nos los vaya pasando, y así no tener que ir al camión cada vez que necesitemos uno. Eso es, de una forma muy resumida y simplista, lo que hace la RAM. Es un almacenaje de datos muy veloz que trabaja de forma muy estrecha con el procesador para que éste tenga todo lo necesario a mano que se vacía cuando el móvil se apaga.
La importancia de la cantidad y la velocidad
Una vez tenemos claro para qué sirve la memoria RAM, es lógico deducir que cuanta más RAM tengamos y cuanto más rápida sea, mejor, ¿no? Pues esto es totalmente cierto. Pensemos en un teléfono móvil y en que normalmente estamos usando al mismo tiempo varias aplicaciones. Tal vez el navegador, tal vez un reproductor de música, tal vez Instagram, tal vez WhatsApp. Muchas apps abiertas al mismo tiempo y que no parece que se abran y se cierren al pasar de una a otra.
¿Cuál es la razón de esto? La razón es que si tenemos suficiente memoria RAM, podremos mantener varias apps abiertas sin que el procesador deba ir otra vez a la memoria interna a rescatar datos, lo que haría el proceso más lento. Los teléfonos móviles se autogestionan desde hace mucho tiempo y si necesitan más RAM de la que tirar, y ésta está ocupada, cierran automáticamente la aplicación más antigua de las que tengamos abiertas. Así que cuanta más memoria, más aplicaciones abiertas y funcionando de forma fluida.
Así, en un teléfono móvil es mejor tener 6GB de RAM que 4GB, al igual que es mejor tener 8GB que 6GB, o 12GB en lugar de 8GB. Más memoria igual a mejor. Pero claro está, también importa la velocidad aunque este factor es más decisivo cuando hablamos de videojuegos. ¿Por qué? La razón es que los videojuegos cuentan con un apartado gráfico mucho más potente que requiere de multitud de cálculos casi simultáneos y, por tanto, necesita que el sitio en el que los pone de forma temporal sea lo más rápido posible.
A igualdad en cantidad de memoria, un juego móvil irá más rápido si tenemos RAM LPDDR4X que si tenemos RAM LPDDR3, por citar dos de los ejemplos que pusimos antes. Algunos dirán que la GPU, la tarjeta gráfica o chip gráfico en el caso de los móviles, ya se encarga de dichas tareas. Es cierto. Pero en los móviles la gráfica está integrada en el propio procesador, así que, a efectos prácticos, el procesador es el que lo hace todo, independientemente de qué parte del mismo sea la que trabaje más o menos.
Ocurre que puede surgirnos la pregunta de si son necesarios 12GB de RAM en un teléfono móvil, o 16GB como algunos modelos que ya hemos visto. O 18GB, como el ROG Phone 6 Pro. La respuesta rápida y breve es: no. Necesarios no. Hoy no. Hoy no hay aplicaciones ni juegos que necesiten de tal cantidad de memoria RAM para funcionar. La respuesta más meditada, sin embargo, es: no es necesario pero sí muy útil. Por ejemplo, para abrir dos juegos pesados al tiempo. O varias aplicaciones pesadas. Porque si algo hace un teléfono móvil es intentar ocupar el máximo de memoria RAM que puede. Pensadlo, gracias a ella el procesador trabaja mejor y más rápido. Así que cuanta más le demos, mejor para él. Y para nosotros.
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