Desde que comencé mi periplo en el mundo Android, han pasado por mis manos numerosos terminales de todo tipo de fabricantes, hasta llegar a mi LG G4 actual. Desde entonces he probado todo tipo de interfaces, algunas más livianas y bonitas que otras, cada una con sus puntos positivos y negativos pero siempre satisfecho en mayor o menor medida.
En este artículo, vamos a hacer un breve repaso de las bondades de Android stock frente a las capas de personalización y viceversa. Se comparará siempre respecto a la última versión de Android introducida por los fabricantes en sus móviles, pues compañías como Sony o LG han ido puliendo un diseño propio que introdujeron desde sus primeros lanzamientos en smartphones.
La revolución de Material Design
En 2014, Google definió las líneas de su nueva interfaz Material Design, apostando por un lavado de cara profundo y un aspecto mucho más minimalista, que vimos por primera vez con la llegada de Android 5.0 Lollipop. Este acontecimiento supuso que las empresas renovaran poco a poco sus capas, y en este campo se ha avanzado bastante durante los últimos tiempos. Es un proceso que sigue en marcha.
Los surcoreanos de LG con su LG UX 4.0 agregaron pinceladas de Material Design en sus menús y aplicaciones, dotando de una mayor simpleza que personalmente agradecí ante una capa tradicionalmente muy cargada. Lo mismo le ha pasado a Samsung con Touchwiz, que incluso en Marshmallow (en breves llegará a la familia Galaxy, Edge y Note) han continuado con las directrices de Google. Y podría seguir con más ejemplos, como Sony con Xperia UI o Sense de HTC.
Aun así, la diferencia en este apartado sigue siendo muy palpable a día de hoy. Aquí los consumidores podemos elegir por la belleza y sencillez de Android stock o la interfaz propia de las capas del fabricante, aunque nada que un Launcher y un buen pack de iconos no pueda arreglar.
¿Bloatware sí o no?
Llegamos a otro punto importante de esta pequeña comparativa. Google, como dueño de Android, introduce en todos los sistemas sus famosos Google Play Services, además de ciertas aplicaciones como Chrome, Play Music, Gmail o Maps entre otras. Si bien lo primero sí es obligatorio en todos los teléfonos, el resto de aplicaciones Google son sustituidas por otras exclusivas de cada compañía.
Por enumerar algunos ejemplos, Samsung añade en sus dispositivos aplicaciones como S Health , S Voice, Kick, Facebook, Instagram y apps de Google y Microsoft para completar su paquete de bloatware. También tenemos a Motorola con Moto Connect y Moto Voice, a LG con LG Smartworld, QuickRemote y QuickMemo o a Sony y sus servicios de PlayStation o What’s New.
Más allá de gustos, lo que está claro es que el exceso de bloatware en los smartphones afecta sí o sí al rendimiento. No es lo mismo tener preinstaladas 10 aplicaciones que 56 como en el caso del último Galaxy S6, pues la mayoría de estas al final se quedan corriendo en segundo plano y esto siempre va afectar a la experiencia del usuario.
Por suerte, las empresas van cargando cada vez menos sus capas de personalización, aligerándolas y dándonos la opción de desinstalar aquellas aplicaciones que no queremos utilizar. ¿Mi opinión? Apps las justas, que ya descargaré desde la Play Store las que quiera a su debido tiempo.
Donde palidece Android stock, las funciones que sí poseen otras capas
Finalmente, nos encontramos ante el tercer y último gran punto clave. Desde que me compré el LG G4, una de las funciones que más uso es el puerto infrarrojos como mando a distancia. Me parece realmente cómodo el poder cambiar de canal directamente con el móvil sin tener que levantarme a por el mando de la televisión.
Lo mismo ocurre con la pantalla doble, una opción que aprovecha muy acertadamente la multitarea en las pantallas grandes pudiendo tener abiertas hasta dos aplicaciones a la vez, o el sencillo doble tap para despertar la pantalla sin pulsar el botón. Son pequeños detalles en los que Google se ha quedado rezagado. Siempre me sorprendió que algo tan útil como un acceso directo a la linterna no llegara a Android stock hasta Lollipop, obligando a instalar aplicaciones de terceros.
No discuto que muchas de estas opciones puedan ser un tanto innecesarias, pero reconozco que sí han aportado a mi experiencia frente a un Moto X de 2ª Generación con Android stock. Solamente echo en falta una cosa, el Active Display de Motorola.
Ante este repaso a los pros y contras, vosotros que preferís, ¿Android stock o capa de personalización?
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