Se acaba el año, hemos seleccionado a los mejores móviles Android de 2017 pero esto no acaba aquí. Los meses previos al CES y sobre todo al Mobile World Congress son sinónimo de rumores, filtraciones y todo tipo de especulaciones sobre los móviles que se anunciarán en los próximos meses. La rueda no para de girar y con lo que se está leyendo y lo que hemos visto este año, es hora de hacer balance y ver qué podemos esperar.
La gama alta de Android es, todos los años, el cenit de lo que se puede hacer con la tecnología móvil y el sistema operativo de Google. Hay temporadas donde la innovación y los cambios son importantes y otras veces vivimos etapas de poca innovación. Dicho esto, repasemos cuáles apuntan a ser las principales tendencias y atisbar así si será, o no, un año positivo para las grandes y buenas ideas.
Snapdragon 845 para que (casi) todos bailen a su ritmo
Vamos con la primera tendencia y sin lugar a duda con la más obvia de la lista. Qualcomm volverá a ser quien ponga la mayoría de los procesadores a los mejores móviles de 2018. Hace unas semanas enseñó músculo en Hawaii y viendo la tendencia de los últimos años, esta vez tampoco será cuando los principales fabricantes le den la espalda.
Los únicos que irán por su camino serán, de nuevo, Samsung y Huawei que otra vez más apostarán por Exynos y Kirin respectivamente. La gran duda de 2018 es si los fabricantes aprovecharán todas las funciones y posibilidades que ofrece el 845 o bien decidirán tirar por su propio camino y crear otro tipo de soluciones de software más a medida.
En la RAM no deberíamos ver incrementos y de nuevo todo oscilará alrededor de los 6GB. Los terminales con 8GB podrían ser casos muy puntuales y no tiene pinta de que este año veamos a dar un salto que para los consumidores se traduciría en un incremento del precio por una mejora de rendimiento muy sutil. Pocos cambios y menos sorpresas a la vista.
Marcos más finos y alguna que otra ceja
2017 ha dejado claro que los fabricantes tienen margen para reducir los marcos más todavía. 2018 apunta a que por ahí volverá la tendencia y a que se apostará por diseños más agresivos. Todavía hay margen para quitar un poquito más, aunque eso se traduzca en algunos compromisos.
La sombra del iPhone X, o la de su ceja, también es alargada y es probable que veamos más de un terminal que sigue la tendencia de reducir marcos de esta singular manera. En Android no es nuevo, de hecho el Essential Phone se adelantó al terminal de Apple, pero confíamos en que la mayoría preferirán seguir manteniendo líneas rectas.
En cuanto a las pantallas, probablemente tampoco haya grandes cambios. Quizás algún terminal con pantalla 4K pero teniendo en cuenta que más densidad en un tamaño tan pequeño no compensa, todos seguirán con paneles QHD con la opción, qué gran acierto, de poder renderizar a Full HD para reducir el consumo de batería y mejorar la autonomía. Los 120hz de Razer no parece que vayan a crear escuela, al menos no en 2018.
Baterías con algo más de capacidad, pero con la carga rápida como protagonista
Este año hemos visto cómo varios gama alta han ofrecido baterías formidables. Resulta difícil mejorar, aunque ya se habla de que el Galaxy S9 podría aumentar en 2018. Los focos podrían ir más hacia la carga rápida, donde hemos visto avances importantes y donde prácticamente todos los gama alta cuentan con un sistema de este tipo, con su cargador oficial claro.
¿Más capacidad o poder tener 50% de carga en media hora? Parece que hasta que no haya un salto en la tecnología de las baterías, no veremos cambios en el primero. Quizás mejorar el amperaje de los sistemas de carga inalámbrico, que ahora mismo es el talón de Aquiles de este sistema. Apunta a que habrá pocos cambios también.
Oreo de serie y la promesa de Treble
Cualquier Android de gama alta que se precie deberá venir con Oreo de serie y, por extensión, con soporte para Project Treble. Lo primero nos preocupa por lo obvio: comprar un Android de varios cientos de euros sin tener el sistema operativo al día es un motivo claro descartarlo. Cada uno, por encima, ofrecerá su experiencia de software. Hace años eran un lastre pero los fabricantes han ido mejorándolas para hacerlas atractivas y lo más importantes: funcionales.
Segundo, y no tan conocido para el gran usuario, por facilitar y agilizar las actualizaciones de sistema y no tener que esperar meses para que nuestro Android se ponga al día. De momento sólo es un ejercicio teórico de Google y hasta que los móviles no se lancen será difícil saber cómo de viable es. Esperamos mucho de esta nueva versión de Oreo.
Reconocimiento facial o lector de huellas bajo la pantalla
Este año hemos tenido móviles como el Note 8 con sistema de reconocimiento de iris y algunos como el OnePlus 5T se han animado a introducir su propio sistema de reconocimiento facial mezclado con la API de Android. Más sencilla, menos segura, muy ágil y útil para el consumidor final. El mix no es perfecto pero como alternativa, que no sustituto, de la huella dactilar hace su trabajo.
A partir de aquí se abren dos caminos que ayudarán a reducir el tamaño de los marcos de los móviles. Ambos sistemas se cargan la necesidad de tener un botón en el frontal para poner la huella, aunque ya hemos visto con el Xperia XZ1 que poniéndolo en el lateral también está muy bien o que se pueden hacer realmente finos y efectivos, como el del Mate 10.
Qualcomm ha demostrado que con el 845 se podrán hacer buenos, en teoría, sistemas de reconocimiento facial y en CES todo apunta a que veremos los primeros móviles que introduzcan el lector de huellas debajo de la pantalla. ¿Cuál se impondrá? Resulta difícil decantarse por uno u otro ya que como hemos visto en los últimos años en la gama alta, a cada fabricante le gusta seguir su propio camino.
Afilando un poco más las cámaras
Las mejoras en las cámaras de los móviles llevan años subiendo un camino muy escarpado donde cada vez resulta más difícil sorprender. Todos apostaron por la doble cámara como la forma para hacer las mejores fotos, tendencia que también llegó a la gama media en terminales como el Honor 7X o el Xiaomi Mi A1 por ejemplo.
Luego a finales de año llegó Google con su Pixel 2 XL y demostró que lo de las dos cámaras está genial pero que ellos lo pueden hacer mejor con una sola. Los de Mountain View y Huawei hah dejado ver este año que las próximas mejoras de la cámara podrían venir por los chips dedicados y no tanto por los sensores. Veremos, es una medida muy importante para conseguir la excelencia.
¿Y el conector Jack?
En 2016 unos pocos se atrevieron a quitar el conector Jack para ganar algo de espacio. En 2017 hemos visto que la timidez por tirar del cable sigue ahí y el año que viene no tiene pinta de que vaya a cambiar la situación, habiendo tantísimos fabricantes que siguen apostando por este conector. Va resultar complicado promover la transición cuando la mayoría de los auriculares de cable usan esta clavija.
¿Compensa quitar el conector? No es una cuestión de grosor, los móviles ya son muy finos con él y su eliminación por poner un USB tipo C no traerá ningún cambio sustancial. Eliminarlo y mantener el grosor significaría un paso atrás. Apple es quien está apostando más por su muerte pero de momento no ha logrado mover al resto de la industria que hace equipos de sonido.
Id preparando la cartera... o esperad un poco
Los gama alta de 2017, o mejor dicho el Note 8 y muy cerquita el Pixel 2 XL, han logrado romper la barrera psicológica de los 1.000 euros. Subirse a esta altura no es un capricho y pocos terminales tienen la capacidad de justificar un importe tan elevado. Probablemente la super gama alta se quede como un escenario con muy poquitos actores.
Innovar es caro y crear terminales sobresalientes tiene un precio que no todos están dispuestos a pagar. La incógnita será si algunos fabricantes decidirán plantarse y mantenerse en la banda de precio de los últimos años o apostar en un territorio donde resulta muy difícil vender y por extensión ganar. Los coreanos tienen músculo para hacerlo, queda por ver si los demás se atreven y lo más importante: lo justifican.
La otra opción, como ya es tendencia desde hace unos años, es esperar y ahorrar. Algunos móviles se devalúan muy rápido y si no nos quema tener lo último de lo último finales de año siempre es una buena oportunidad para comprar móviles de gama alta y ahorrarnos unos cuantos, bastantes, euros.
Buscando la distinción para no ser uno más
Pase lo que pase, dentro de un año nos tocará revisar este post y ver qué se ha cumplido o no, el marketing probablemente sea el que no innove y otra vez más la comunicación pivotará en el individualismo y en la búsqueda de un rasgo para distinguirse e intentar vender más. No vale con ser un gama alta, hay que tener esa etiqueta y acompañarlo con una coletilla que los demás no tengan.
Una pantalla que parece la de un televisor, el phablet con lápiz, la cámara capaz de grabar a cámara lenta como ninguna otra, el móvil más fino... Van a necesitarlo para destacar porque al margen de quién se lleve la victoria, en 2018 tendremos mucho donde elegir y la diferenciación será clave para brillar y ser un éxito de ventas.
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