Brasil sufrió en febrero la inflación más alta en 22 años, con un aumento del 1,31% en el mes, que contrastó con el 0,16% de enero. El coste de la electricidad y de los alimentos explican en buena parte la subida de precios, todo un quebradero de cabeza para el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva.
En ese contexto, la prensa brasileña destacó este miércoles que los huevos aumentaron en febrero un 15,39%, la mayor alza en 31 años, y el café un 10,77%.
Los huevos y el café son parte esencial de la dieta diaria de los brasileños. En la campaña presidencial de 2022, Lula sedujo a las clases menos pudientes con la promesa de "cerveza y picanha (carne)", pero el constante aumento del precio de los alimentos está erosionando la popularidad del presidente, que cayó al 24%, según los últimos datos.
El Gobierno ya anunció que eliminará los aranceles a la importación de productos como la carne, el café, el maíz, los aceites y el azúcar, pero las asociaciones de productores aseguran que la medida será inocua.
El medio 'Folha de São Paulo' apunta, sin embargo, una serie de atenuantes que habrían influido en el índice de inflación de febrero: "El índice se vio presionado por la electricidad, ya que el mes de enero estuvo marcado por el descuento puntual de la bonificación de [la represa hidroeléctrica paraguayo-brasileña] Itaipú en las facturas de electricidad, que ya se ha revertido. Además, en este periodo se produjo un aumento del impuesto estatal sobre los carburantes y subidas estacionales de las tasas escolares".
Lula coquetea con buscar el año próximo, a los 81 años, un cuarto período como presidente, y para que esa posibilidad no sea una quimera necesita solucionar el problema de la subida de los precios de los alimentos.
Fernando Haddad, su ministro de Hacienda, presentó semanas atrás un proyecto de reforma fiscal que baja impuestos a las clases medias y bajas y los sube a los más ricos. La medida, que apunta a compensar precisamente la subida del precio de los alimentos, fue mal recibida por los mercados y llevó el valor del dólar a su nivel más alto desde el nacimiento del real en 1994, aunque en los días posteriores esas presiones devaluatorias se calmaron.