Moto G5, análisis: vuelta a los orígenes para crear el smartphone de las masas

El Mobile World Congress suele ser el escenario elegido por las marcas para presentar sus propuestas más fuertes de cara a 2017. Pero este año, mientras marcas como LG o Huawei apostaban por la gama alta, Lenovo hizo lo propio con la gama media y nos trajo la renovación de su mítica serie Moto G.

Igual que ya vimos el año pasado, los nuevos Moto G5 llegan en dos versiones. El más avanzado de los dos, el Moto G5 Plus, ya estuvo en la mesa de pruebas de Xataka y ahora nos toca analizar a fondo a su hermano pequeño, ese Moto G5 que, con un precio de menos de 200 euros, quiere seguir siendo el rey de la gama media.

La gama media hoy está plagada de smartphones tan interesantes que resulta complicado elegir uno. Si tuviéramos que buscar un culpable de esta situación, ése sería sin duda el primer Moto G. Motorola, por aquel entonces propiedad de Google, supo crear la fórmula ganadora con aquel primer modelo, una combinación de precio y especificaciones que era un caramelo para quienes buscan un móvil completo sin dejarse los ahorros que, no nos engañemos, es la inmensa mayoría.

El Moto G5 vuelve a los orígenes con un tamaño más compacto (5 pulgadas) y estrena dos novedades importantes: diseño de aluminio y lector de huellas.

Desde entonces, Motorola ha continuado repitiendo la misma fórmula, pero por el camino ha tenido que ir adaptándose a los cambios del mercado, la tecnología, los usuarios e incluso la propia compañía, algunas veces con más acierto que otras.

Tras un Moto G4 que se alejó de la tradición de modelos anteriores con un panel de 5,5 pulgadas, Lenovo vuelve a los orígenes con un tamaño más compacto (5 pulgadas). Además, suma dos novedades importantes: diseño en aluminio y lector de huellas, una función que ya nos trajeron el año pasado, pero únicamente en la versión 'Plus'. Con estos argumentos y manteniendo la buena relación calidad-precio que caracteriza a los de su especie se presenta el Moto G5.

Moto G5, especificaciones técnicas

MOTO G5

DIMENSIONES Y PESO

144,3 x 73 x 9,5 mm y 144,5 g

PANTALLA

IPS de 5 pulgadas
FullHD 1.920 x 1.080 píxeles
441 ppp

PROCESADOR

Snapdragon 430 octa-core a 1,4 GHz
GPU Adreno 505 a 450 MHz

RAM

2 GB (existe un modelo de 3 GB)

MEMORIA

16 GB + MicroSD hasta 128 GB

CÁMARAS

Trasera: 13 MP, PDAF, lente f/2.0, flash LED, auto HDR, vídeos FullHD
Frontal: 5 MP, lente f/2.2, flash en pantalla

CONECTIVIDAD

4G LTE Cat 4, WiFi a/b/g/n, Bluetooth 4.2, GPS/Glonass, minijack, MicroUSB

LECTOR DE HUELLAS

Sí, frontal

SOFTWARE

Android 7.0 Nougat

BATERÍA

2.800 mAh

PRECIO

225 euros

Diseño: coherencia con un traje de aluminio que no se nota

La primera parada de este análisis es el diseño, un apartado que en el Moto G5 llega con bastantes cambios. Sin embargo, Lenovo ha conseguido mantener ese estilo visual que deja claro que estamos ante un Moto G. Pero no un Moto G más, uno de Lenovo.

Al primer vistazo, uno de esos cambios con respecto a las generaciones anteriores es su cámara trasera. Lenovo ha querido mantener una línea de diseño coherente con el resto de su línea de smartphones y apuesta por colocar la cámara sobre ese círculo negro tan característico. Eso sí, en este caso no hay joroba, aunque hay que destacar que esto es gracias a que el perfil mide 9,5 milímetros -su hermano mayor, el Moto G5 Plus, es más delgado y su cámara sí sobresale.

Otro detalle a considerar con respecto a la parte trasera es la integración del aluminio. Soy de la opinión de que el material en sí no es responsable de un buen diseño, lo importante es cómo se haya trabajado y que la construcción esté bien realizada. Pero también sé que las modas mandan y cada material tiene unas connotaciones. En este caso, el aluminio viene a decirnos que estamos ante un diseño atractivo y de calidad. ¿Es así?

Sí y no. Es cierto que el Moto G5 cuenta con una trasera de aluminio, lo noté por ese tacto frío nada más sacarlo de la caja, pero no se siente como un móvil de aluminio al uso, algo que ya comenté en las primeras impresiones en el MWC. El principal motivo es que el aluminio sólo está presente en una parte del terminal, pero también que su carcasa trasera se puede extraer, es decir, que no es unibody.

Lenovo limita el uso del aluminio a la parte central de la carcasa trasera. Las zonas superior e inferior de esta pieza, así como los bordes que abrazan el terminal, son de plástico. No sólo es un detalle que se nota al tacto, sino que también podemos apreciar a simple vista por el cambio de acabado entre un material y otro.

El diseño se siente cómodo en mano y tiene buenos acabados, pero el uso del aluminio es prácticamente anecdótico; sólo cubre parte de la carcasa trasera, la cual por cierto es extraíble.

¿Es esto algo negativo? Para nada. Aunque el Moto G5 no llega a transmitir esa sensación fría y sólida que encontramos en otros móviles metálicos, cuenta con buenos acabados y se siente muy cómodo en mano. Además, el hecho de poder abrir la tapa, nos permite acceder a la batería para su sustitución en caso necesario. Por cierto, destacar que el Moto G5 es el primero de la gama que permite sustituir la batería manualmente, los modelos anteriores también tenían carcasa extraíble pero la batería estaba integrada. Por buscarle una pega, cuando queremos acceder a las ranuras SIM y MicroSD, es necesario extraer la batería y, por tanto, apagar el móvil.

¿Le hacía falta esa pieza de aluminio? Si lo tomamos estrictamente desde el punto de vista de la construcción, la respuesta es no; su inclusión tiene un cometido puramente estético. Personalmente, mezclar materiales sólo porque 'está de moda' me parece un detalle totalmente prescindible, podían haber usado sólo plástico y ahorrarse esa trasera en dos acabados que no me acaba de gustar, pero no se puede ignorar que el título de 'diseño de aluminio' pesa, aunque éste aparezca de forma anecdótica.

En definitiva, el Moto G5 no ganará ningún concurso de diseño, pero tampoco lo pretende. Lenovo ha conseguido mantener la identidad de los Moto G y ser coherente con su lenguaje de diseño más reciente, además de que resulta muy cómodo y funcional en el día a día. Al final esto es lo que cuenta en un terminal de su nivel.

Si seguimos paseándonos por la anatomía del Moto G5, rodeando el frontal tenemos un borde de plástico con un acabado cromado, mientras que la pantalla está toda cubierta de cristal. En la parte superior está el logotipo de Moto, justo encima el auricular/altavoz y a la izquierda la cámara delantera. La novedad está bajo la pantalla.

Sí, el lector de huellas llega a la familia Moto G, esta vez al completo. El Moto G5 ya no se queda atrás y este año también se beneficia de esta opción, poniéndose a la altura de su variante Plus. El lector de huellas es una de esas mejoras que, una vez pruebas, ya no puedes vivir sin ella y me gusta que cada vez tengamos más smartphones de gama media que lo incluyan.

Del funcionamiento ya hablaré más adelante, ahora toca comentar su diseño. Se agradece que Lenovo haya desechado aquel botón cuadrado que vimos con el Moto G4 Plus y repitieron con equipos como el propio Moto Z. Ahora la forma del lector de huellas es ovalada y no hay ningún perfil rodeándolo, sino que se integra en el cristal de forma más discreta. Un detalle a destacar es que no es un botón físico que podamos presionar, funciona al tacto; basta con reposar el dedo para que detecte la huella.

También me gusta que hayan mantenido el lector de huellas en el frontal. Considero que es la mejor ubicación para esta pieza ya que suelo mirar muchas veces el móvil mientras lo tengo encima de la mesa, aunque ello signifique que el marco sea más ancho.

El resto de botones físicos (encendido y volumen) se encuentran en el lateral derecho, mientras que los conectores minijack y microUSB están en los bordes superior e inferior respectivamente.

Pantalla: la resolución FullHD luce más si el frasco es 'pequeño'

Decía antes que el Moto G4 supuso un cambio dentro de la línea Moto G y la consolidación del nuevo liderazgo de Lenovo. Subir a 5,5 pulgadas fue una de las decisiones de la compañía china, algo que no terminó de encajar del todo y en este Moto G5 rectifican, volviendo a las manejables 5 pulgadas que tuvimos en el Moto G de tercera generación.

Aunque da la sensación de que los marcos que rodean el terminal podían haberse ajustado más, el Moto G5 se puede usar con una mano sin dificultad. Además sus formas redondeadas contribuyen a un buen agarre.

Pero aunque el Moto G5 vuelve a los orígenes con la diagonal de su pantalla, mantiene la resolución FullHD que se estrenó por primera vez con la generación del año pasado y ya sabemos que, cuanto más corta es la diagonal, la densidad de píxeles aumenta.

El Moto G5 vuelve a apostar por unas manejables 5 pulgadas, pero conserva la resolución FullHD de la generación anterior y la nitidez sale beneficiada.

Así, si el Moto G4 ofrecía una concentración de 401 píxeles por pulgada, el Moto G5 se beneficia de su tamaño para aumentar la cifra a 441 ppp, que no está nada mal para un gama media que cuesta menos de 200 euros. Las imágenes se muestran nítidas y la experiencia visual es muy buena.

En cuanto a la tecnología de la pantalla, Lenovo sigue apostando por el sistema IPS y nos ofrece un buen nivel de contraste y colores bastante fieles. Si navegamos por los ajustes nos encontramos con que el Moto G5 nos ofrece dos modos de color: estándar e intenso. Curioso que en nuestra unidad de prueba venía activado por defecto el modo intenso.

Con respecto al nivel de brillo, es lo suficientemente alto como para usar el móvil en exteriores, el 'pero' es que el sistema de brillo automático no responde con toda la rapidez que se puede esperar. Cuando pasamos de un ambiente de luz más tenue a otro con iluminación intensa, es habitual que se tome un tiempo para ajustar el nivel de luminosidad de la pantalla y, en algunas ocasiones, hasta he tenido que ajustarlo de forma manual desde el panel de ajustes rápidos.

Rendimiento y autonomía: fluidez y buenas sensaciones

Ser el hermano pequeño tiene sus desventajas y en el caso del Moto G5, la más evidente tiene que ver con el rendimiento y la memoria. Mientras que la versión Plus monta un Snapdragon 625, el Moto G5 se conforma con un Snapdragon 430, una de las propuestas de Qualcomm pensadas para dispositivos más sencillos.

El chip en cuestión cuenta con ocho núcleos Cortex A53 y trabaja a una frecuencia máxima de 1,4 GHz. En el apartado de la RAM tenemos 2 GB (hay una versión de 3 GB de RAM que cuesta 209 euros) y el almacenamiento se queda en 16 GB con opción de ampliación mediante MicroSD.

El Snapdragon 430 es perfectamente capaz de mover el sistema de forma fluida y en raras ocasiones encontramos lag o tiempos de carga excesivamente largos.

En las primeras impresiones ya comenté que el Moto G5 salía peor parado en este punto, pero lo cierto es que, tras probarlo a fondo, el rendimiento me ha sorprendido para bien. El Snapdragon 430 es perfectamente capaz de mover el sistema de forma fluida y en raras ocasiones me he encontrado con lag o tiempos de carga excesivamente largos.

Eso sí, 16 GB me sigue pareciendo poco y esperaba que Lenovo ofreciera una versión de 32 GB, pero no ha sido así. La buena noticia es que el sistema permite agregar una MicroSD y formatearla como almacenamiento interno.

Los resultados de las pruebas benchmark lo colocan al nivel de terminales de gama similar como el BQ Aquaris U Plus, el Galaxy J5 2016 de Samsung o el Wiko U Feel Prime. También hemos querido añadir el Moto G5 Plus para ver la diferencia entre el Snapdragon 625 y el 430. Si te interesan las cifras, aquí te dejamos una tabla comparativa con los resultados.

MOTO G5

MOTO G5 PLUS

BQ AQUARIS U PLUS

SAMSUNG GALAXY J5 2016

WIKO U FEEL PRIME

PROCESADOR

Snapdragon 430

Snapdragon 625

Snapdragon 430

Exynos 7870

Snapdragon 430

RAM

2 GB

3 GB

3 GB

2 GB

4 GB

ANTUTU

45.741

64.388

42.283

44.817

43.704

GEEKBENCH (single/multi)

628 / 2.557

827 / 3.993

-

1.394 / 3.352

626 puntos / 2.052 puntos

PCMARK (Work)

3.434

4.828

-

3.640

3.485

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¿Y qué hay de la autonomía? Con una batería de 2.800 mAh y un perfil técnico equilibrado, el Moto G5 también sale bien parado en este punto. Durante la prueba he conseguido estirar la carga hasta dos días con un uso moderado. Si el uso es más intensivo, lo normal es que las visitas al enchufe se hagan más habituales. Para ilustrar este escenario realicé el test de batería de PCMark configurando el brillo de la pantalla al máximo. El resultado fue de casi seis horas en pantalla, más que suficiente para un día completo de uso.

Con respecto a la carga, aunque el procesador Snapdragon 430 soporta Qualcomm Quick Charge 3.0, lo único que nos ofrece Motorola es un cargador de 10W, pero no cuenta con el modo TurboPower que sí encontramos en el Moto G5 Plus. En total, la carga se completa en aproximadamente dos horas, que no es precisamente rápido, pero sí es cierto que la primera mitad suele ir más rápida y se puede alcanzar alrededor del 40% en una media hora.

Android puro con un toque muy gestual

La apuesta de incluir Android sin apenas personalización ha sido uno de los puntos más atractivos de los Moto G desde los primeros modelos. Lenovo sigue comprometida con esta tradición y nos traen un Moto G5 con Android Nougat de serie en su versión (casi) más pura. Tanta pureza le sienta de maravilla al Moto G5 y contribuye a esa fluidez de la que hablaba antes.

Los amantes de Android agradecerán contar con una interfaz limpia, tanto a nivel de personalización como de bloatware. Muchos fabricantes incluyen personalización en sus equipos y, aunque bien hecha puede aportar mucho, puede acabar siendo un lastre, sobre todo en smartphones que, como el Moto G5, no presumen de una gran memoria interna o un combo procesador/RAM muy potente.

El Moto G5 aporta su toque personal con una serie de gestos y acciones

La única aplicación propia que encontramos en el Moto G5 es 'Moto' y es donde Lenovo reúne una serie de funciones propias basadas en gestos, en general bastante prácticas. Por ejemplo podemos agitar el móvil para encender la linterna, girar la muñeca dos veces para abrir la cámara o poner el móvil bocabajo para silenciarlo.

Una de las funciones que trae el Moto G5 es una especie de sucedáneo de Always On. Aquí no tenemos siempre la pantalla encendida, sino que se activa cuando cogemos el móvil para mostrarnos la hora, el nivel de carga de la batería y las notificaciones pendientes de leer, si las hay.

Volviendo a los gestos, el lector de huellas también cuenta con más funciones más allá de desbloquear el teléfono. Con un toque rápido volveremos a la pantalla de inicio, deslizando hacia la izquierda volvemos a la pantalla anterior, hacia la derecha abrimos las apps recientes y para bloquear la pantalla hay que hacer una pulsación larga.

Con estos gestos, Lenovo justifica haber añadido ese botón adicional, una decisión que al principio resulta un tanto incómoda. Si lo activamos, la barra de navegación de Android desaparece y todo se hace a través del lector de huellas. Mientras que si está desactivado, el lector de huellas solo servirá para desbloquear y volver a bloquear la pantalla.

Sobre el funcionamiento del lector de huellas, la fluidez se mantiene también en esta pieza, que responde a los toques y gestos de forma rápida y precisa. El proceso de registro de la huella es bastante rápido y permite configurar varios dedos.

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Cámara aceptable, pero no destacable

El perfil fotográfico es otro de los puntos en los que el Moto G5 se coloca por debajo de su variante Plus. Para este modelo, Lenovo apuesta por un sensor principal de 13 megapíxeles con enfoque por detección de fase, lente de apertura f/2.0, modo HDR automático y flash LED. La cámara delantera es de 5 megapíxeles y su lente ofrece apertura f/2.2.

Antes de probarla a fondo, esta configuración me sonaba bastante adecuada a un smartphone de su nivel, pero no demasiado prometedora en cuanto a resultados, y mis sospechas se confirmaron con las primeras pruebas.

Como sucede con cualquier cámara, la del Moto G5 consigue sus mejores imágenes cuando las condiciones son favorables como la escena sobre estas líneas. En el plano general vemos una imagen nítida, con colores vivos pero fieles y en general un resultado bastante aceptable.

Seguimos con una escena tomada a pleno sol y vemos com el detalle se mantiene incluso en un recorte al 100%. Sí que se nota cierta pérdida de definición en los colores más vivos, pero en general la nitidez es bastante buena.

En interiores con buena iluminación ya aparece algo de ruido si ampliamos, y el problema se agrava a nivel que la luz va desapareciendo. No hace falta que sea de noche para que el Moto G5 devuelva resultados mejorables. Me ha pasado bastantes veces que al disparar en interiores o al atardecer (cuando todavía quedaba bastante luz) la foto resultante quede ligeramente desenfocada y sin la definición esperada.

Aquí conviene recordar que estamos hablando de un smartphone que ocupa ese primer escalón de la gama media, por lo que tampoco se le puede exigir mucho más, pero la cámara es el punto más flojo; no diré que me ha decepcionado, pero sí me ha dejado bastante indiferente.

En cuanto a la aplicación de la cámara, es bastante parca en opciones, pero incluye las dos que considero imprescindibles a la hora de mejorar los resultados: modo HDR automático y modo profesional.

Sin HDR vs con HDR

Las limitaciones del rango dinámico son otro de los síntomas que nos encontramos en escenas más complejas. Si en nuestra imagen hay altas luces y sombras profundas, toca elegir si queremos zonas quemadas o zonas oscuras sin apenas detalle, pero aquí el modo HDR hace un buen trabajo y consigue recuperar la imagen de una forma bastante aceptable.

Dependiendo de la escena puede que el modo HDR nos devuelva un resultado un poco artificial, pero en general consigue mejorar el balance de luces y sombras de forma acertada. Un punto a su favor es que se activa de forma automática si así lo configuramos y además es bastante rápido.

Hablando de rapidez, el enfoque por detección de fase contribuye a que el funcionamiento de la cámara sea bastante fluido y podamos apuntar y disparar sin esperas. Además, el Moto G5 incluye un gesto para abrir la cámara girando la muñeca. No me parece la forma más intuitiva de hacerlo, pero está bien que se haya implementado un método de acceso directo más allá del que encontramos en la pantalla de bloqueo.

El modo profesional es otra de las funciones destacadas de la aplicación de la cámara. Tiene un diseño de anillos que recuerda mucho a Lumia Camera y permite editar aspectos como el enfoque, el balance de blancos, la velocidad, la sensibilidad ISO y la exposición. No esperes milagros, pero se agradece poder contar con estas opciones.

Sobre la cámara delantera tampoco esperes grandes resultados, pero es más que suficiente para hacer algún selfie de forma puntual. Eso sí, no le falta el modo belleza que podemos usar en modo automático o ajustar de forma manual. También incluye un flash de relleno a través de la pantalla.

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Moto G5: la opinión y nota de Xataka Android

Como decía al principio, la jugada de Lenovo en esta generación ha sido mantener la esencia y aportar algunas novedades más actuales, y la mezcla les ha salido bastante bien. Para empezar han vuelto a una diagonal de pantalla mucho más lógica, que falta le hacía, pero además nos traen el lector de huellas y un diseño que, dentro de sus posibilidades, trata de hacerse un hueco en esa corriente premium tan extendida.

El lector de huellas y el diseño en aluminio llaman la atención, pero son su excelente optimización y su precio los detalles que terminan de convencer.

La experiencia de uso es otro punto a destacar y aquí hay que dar crédito tanto a su hardware como a un software muy bien optimizado y libre de bloatware, un detalle que ya es sello de identidad de los Moto G y que Lenovo ha respetado. También aprueba en autonomía, pero la memoria interna se queda algo corta y, como decía antes, el uso de una MicroSD será prácticamente obligatorio (aunque aquí contar con el almacenamiento ilimitado de Google Photos puede ser una solución). La cámara es el punto menos destacable, pero tampoco defrauda y está al nivel de lo esperado en un móvil de su rango de precio.

Hablando de precio, Lenovo también vuelve a los orígenes con esta generación y sitúa el modelo básico (2 GB de RAM) por debajo de los 200 euros, sin duda el punto que terminará de convencer a muchos potenciales compradores para los que el precio es clave a la hora de elegir móvil.

El Moto G5 tenía una tarea complicada por delante. Además de tener que pelear contra una competencia cada vez más agresiva, se enfrenta al fantasma de su propio pasado. En un panorama en el que lo bueno salía muy caro y lo barato solía ser bastante flojo, el primer Moto G lo tenía mucho más fácil para destacar. Era el teléfono de las masas, el móvil con el que muchos se estrenaban en esto de la telefonía inteligente, la mejor opción en relación calidad/precio del mercado.

El Moto G5 tenía una difícil tarea por delante: mantener la esencia y a la vez destacar entre una competencia cada vez más agresiva.

Las cosas han cambiado muchos desde entonces y el Moto G5 ya no está solo, sino que convive con más opciones que, como él, ofrecen prestaciones muy interesantes a buen precio. A pesar de las dificultades propias de una industria cada vez más competitiva, el Moto G5 sigue fiel a su esencia. Hoy ya no me atrevo a decir que tenga la mejor calidad/precio, pero si buscas un móvil completo a precio asequible, sin duda debería estar entre los primeros de tu lista.

8

Diseño 7.75
Pantalla 8.5
Rendimiento 8
Software 9
Cámaras 7
Autonomía 7.75

A favor

  • La pantalla reduce su tamaño pero mantiene la resolución FullHD
  • Perfecta combinación de hardware y software para una buena experiencia de uso.
  • El lector de huellas llega al modelo básico.
  • Diseño cómodo y con buenos acabados.
  • Gran relación calidad/precio.

En contra

  • Las cámaras son bastante mejorables.
  • 16 GB nos obligan a usar MicroSD.

El móvil ha sido cedido para la prueba por MaxMóvil. Puedes consultar nuestra política de relaciones con empresas

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